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Afganistn se ha convertido en el infierno
Sabira Mauteen, miembro de la Asociacin Revolucionaria de las Mujeres Afganas (RAWA), invitada en Espaa por la ONG "Paz Ahora" denuncia la situacin que vive su pas.
MARIA FLUXA
El coraje de Sabira Mauteen ya lo quisieran tener los agentes de la polica religiosa de los talibn, esos jvenes fanticos dependientes del Ministerio de Promocin de la Virtud y Prevencin del Vicio que patrullan las calles de Afganistn con ltigos, palos y kalashnikovs para hacer cumplir las leyes que dicta el Amir-ul Mominen o jefe de los talibn, el mul Omar.
Porque es un conflicto olvidado -pues la comunidad internacional no tiene ningn beneficio que obtener del pas-, Sabira, que forma parte de RAWA (Asociacin Revolucionaria de la Mujeres de Afganistn), est en Espaa, invitada por la ONG Paz Ahora, para denunciar, un vez ms, la situacin que se vive en Afganistn y en los campos de refugiados de Pakistn donde se hacinan miles de afganos desplazados por la guerra que se libra en el pas desde hace 20 aos.
A Sabira no le sorprende la actual movilizacin de la comunidad internacional por la detencin de ocho cooperantes extranjeros. Ya lo vio antes cuando se destruyeron los Budas de Bamiyan. Fue doloroso para nosotros, dice, la comunidad internacional denunciaba la destruccin mientras miles de personas moran por falta de comida.
Occidente slo se preocupa por sus propios ciudadanos, pero es ms seria la situacin de los 16 afganos detenidos con ellos. Al fin y al cabo, los extranjeros sern liberados, pero los dems corren peligro, asegura en una entrevista telefnica, en referencia a la detencin de los cooperantes de la ONG Shelter Now.
Sabira sabe que para Afganistn es tan destructiva la poltica de los talibn como la apata de la comunidad internacional. Es tan clara su hipocresa, dice, predican los derechos humanos y ah sigue sucedindose la tragedia, sin ninguna reaccin. Se trata de una tragedia que no slo atae a las mujeres, va contra toda la nacin.
Sin embargo, tiene esperanza. Los talibn no pueden permanecer en el poder para siempre, no cuentan con el apoyo de la gente, la resistencia ha comenzado, aunque no sea visible, dice. Pero sabe que eso no es suficiente, porque la gente est cansada tras 20 aos de guerra, porque nadie se moviliza con el estmago vaco. Por eso, la cada de los talibn pasa irremediablemente por los pases extranjeros, que deben dejar de financiarlos, deben desarmarlos, convocar elecciones democrticas....
Esa esperanza no incluye al comandante Masud, lder de la Alianza opositora del Norte. Los fundamentalistas no son slo los talibn. La gente no olvida lo que hicieron Masud y sus aliados cuando estaban en el poder, cometieron muchos crmenes, destrozaron el pas, cmo podemos olvidar eso. Si volviera al poder sera otro mul Omar, sentencia.
Del mul Omar precisamente salen los decretos abominables que rigen el pas. Como el publicado en 1996, tras la toma de Kabul, la capital afgana, en el que se afirmaba: Mujeres, no debis salir de vuestra residencia, si sals de la casa no debis ser como las mujeres que llevan vestidos elegantes y muchos cosmticos... El Islam, como religin salvadora, ha determinado una dignidad especfica para las mujeres. Lo dems ya se conoce.
Pero, por qu las mujeres? El rgimen de los talibn justifica que su opresin eleva la moral de sus tropas. Tambin se ha dicho que la burkha, la jaula de tela que deben llevar las mujeres, forma parte de la tradicin y la cultura del pas. Tonteras, dice Sabira, su poltica de restriccin no tiene nada que ver con nuestra tradicin, ni con el Corn.
Nos oprimen porque somos muchas las mujeres las que sabemos vivir en un sistema democrtico. Porque nos ven como resistencia, porque nos organizamos, educamos a nuestros hijos, no queremos que la prxima generacin sea analfabeta, aade.
Gran parte de esa prxima generacin crece en los campos de refugiados paquistanes, en los que 70.000 personas viven sin absolutamente nada, porque la ayuda de las agencias internacionales es escasa. La nica opcin de estos refugiados, que ni tan siquiera son reconocidos como tales por las autoridades paquistanes, es mendigar, prostituirse o esperar a la muerte.
Segn Sabira, la vida en los campos no es mejor que dentro de Afganistn, un pas que carece de toda estructura social, cultural, poltica, econmica. Dirigido por una clase poltica analfabeta, que usa el Islam para oprimir a la gente, que ha matado a la poblacin psicolgicamente y que slo piensa en crear leyes terrorficas.
Como el decreto antes mencionado, que adverta: Si las mujeres salen con ropas elegantes, ceidas y encantadoras sern maldecidas por la sharia [ley islmica] y no podrn esperar ir al cielo jams. Pero a quin le importa el cielo, cuando Afganistn se ha convertido en el infierno, concluye Sabira.
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